

Monumentos:
a 104 años del incendio del local de la
Federación Obrera de Magallanes
Por: Nicolás Gómez Baeza
En julio de 2019, en meses que parecían de otra época, escribí una columna en El Ovejero Noticias sobre los, entonces, 99 años del asalto e incendio del local de la Federación Obrera de Magallanes (link). En ella, reflexioné sobre cómo se fue conmemorando esta masacre en la historia, luego cómo se fue imponiendo un manto de olvido después, y finalmente cómo se ha ido recordando otra vez en los últimos años. Hoy, a 104 años del incendio, y a 5 años de aquella opinión que también buscaba problematizar lo que iban a ser (y no fueron debido a la pandemia del Covid-19) unas celebraciones por los 500 años del “Descubrimiento del Estrecho de Magallanes” que amenazaban con consolidar un relato colonial, imponiendo nuevos mantos de olvido sobre la historia de la masacre a la FOM, me gustaría hacer un recuento de lo ocurrido en los últimos años. El escenario, creo, es diferente en este sentido también.
El estallido social de octubre de 2019 dejó en Punta Arenas lo que parecía ser un derrumbe. Materialmente al menos lo fue y aún lo es. Porque el busto de José Menéndez, latifundista asturiano y probado perpetrador del genocidio indígena en la Tierra del Fuego, aún no se repone. Y es que, en noviembre de 2019, los manifestantes entregaron a las demandas nacionales una significancia local de querer reescribir la historia que contaban los espacios públicos. La oficialidad de la Dictadura de Pinochet, con sangre en las manos, puso en valor unilateralmente el enaltecimiento de ciertas figuras, militares o empresarios que eran a la vez la apología al capitalismo y a la idea del progreso indefinido europeo. La monumentalización de la figura de Menéndez, se erigió el verano de 1975 en la Plaza de Armas de Punta Arenas. Cayó la tarde del 4 de noviembre de 2019, en medio del estallido contra el gobierno de Piñera. La cabeza del también llamado “Rey de la Patagonia”, quedaba a los pies del “indio patagón” de un monumento a Magallanes también rayado, en la que sería su última exposición pública. Echar abajo a otros sanguinarios del pasado que se habían reconocido históricamente, cabía dentro de repertorio que no se detuvo ahí, ni se limitó a Chile. Ejemplos a esta altura sobran. A mediados de 2020, estatuas de esclavistas y racistas caían en Estados Unidos o Europa en el marco de las protestas del “Black Lives Matters” (para una reflexión sobre el lanzamiento de la estatua del esclavista Edward Colston en Bristol, Inglaterra, ver en link.
Con más notoriedad, sin embargo, comenzaron a verse intenciones de reconstrucción. En Punta Arenas, hay otro monumento y que aún persiste al menos en parte, en el bandejón central de avenida Bulnes, en la llamada “Plaza de la Federación Obrera de Magallanes”. Fue fundada en 1968. Sin embargo, el monumento instalado allí se encuentra, desde 1973 (al inicio de la Dictadura cívico-militar), incompleto debido a su parcial destrucción con el retiro del globo que se encontraba en su parte superior (ver diario La Prensa Austral, 28/07/1968). Esta es una de las hipótesis que se ha ido levantando públicamente durante años, y que la agrupación recientemente creada Coordinadora Popular Magallanes 50 Años ha sabido difundir e ir poniendo en conocimiento público. En mayo de este año, se reunieron en la Biblioteca Hornillas para, como esta agrupación indicaba, la “búsqueda de la verdad histórica y la restauración del monolito de la Federación Obrera de Magallanes” (link). Antes de esto, el 27 de julio de 2020 para los 100 años de la masacre, se realizó en la plaza de la FOM una de tantas conmemoraciones, y como haciendo magia se simuló una restitución del globo vandalizado. Sonaba poesía, música y teatro al mismo tiempo que rescataban, una vez más, la historia de tragedia y de lucha de la clase obrera patagónica. Se trataba de (re)construir, y esto se entiende solamente tras varios años de investigación y difusión histórica que han permitido la formación de memoria histórica de una creciente parte de la población. En otras palabras, cada vez más personas conocen sobre la historia obrera de Magallanes, y de la masacre de 1920. Además de los ya tantas veces mencionados autores y la reanudación de las conmemoraciones, lo que busca, por ejemplo, la Coordinadora 50 Años va en un camino que muestra la necesidad de investigar.
Estudio e indagación que han hecho muchas y muchos, eso si. Es el caso de la Compañía de Teatro La Canalla que, desde fines de 2022, presentó para la sociedad local magallánica su obra “Patagonia de Sangre”, que incluía entre sus relatos y diálogos críticos la historia de la masacre de la FOM. Por otro lado, ya décadas antes, el dúo Lluvia Ácida editó “La Idea: Canto a la Federación Obrera de Magallanes”, siendo uno de sus discos más escuchados y que contiene importante conmemoración no solamente a los asesinados en la masacre del 27 de julio de 1920, sino que también a la clase trabajadora de Magallanes en general. Ya las investigaciones, de quienes rompieron primero el manto de silencio y olvido dictatorial, tenían sus resultados. Una de sus canciones, titulada “Nuestras Manos”, se reeditó este año 2024 para ser parte de la banda sonora de una nueva película de producción local sobre las contradicciones del capital y el trabajo en las estancias fueguino-patagónicas: “Corazón de Escarcha”, pronta a estrenarse en las ciudades regionales. Otra película, “FOM: Fuego a la Federación Obrera de Magallanes”, ya se puede ver desde 2017 como una reconstrucción del desarrollo de la organización obrera regional y su represión.
Pareciese que, de un tiempo a esta parte y especialmente en los últimos años, existe un consenso creciente sobre la necesidad de seguir recordando lo ocurrido ese 27 de julio de 1920. Las conmemoraciones y conversatorios sobre la historia y memoria obrera se han convertido en constantes. Y aunque aún falta por salir de los meros rincones de lxs que siempre estamos interesadxs, de todas maneras, mientras tanto, el busto de Menéndez sigue sin restituir, y parece haber un avance en la recuperación de la historia de los pueblos por sobre la del capital que dominó, hasta hace no mucho tiempo, los relatos públicos. Aunque aún hay una calle llamada José Menéndez, hay organización e iniciativa para rescatar lo que nunca debió haberse perdido: la historia de las y los trabajadores. Debemos seguir reconstruyendo los monumentos de los pueblos, en formatos de investigaciones, mármol, canciones o representaciones. Quizás ello nos ayuda a levantar los cimientos de una nueva era, que nos guíe hacia sociedades nuevas. Pero no nos confiemos, porque los vientos de la reacción y el fascismo se sienten muy fuerte también. Por ello, nuevamente y con cada vez más fuerza cabe agradecer a todos y todas quienes han mantenido la historia viva, y lo siguen haciendo hoy, 27 de julio de 2024.
¡Loor a los mártires de la Federación Obrera de Magallanes!
Nicolás Gómez Baeza
27 de julio de 2024